viernes, 16 de abril de 2010

PORQUE TODA PERSONA DEBE RECHASAR LA PORNOGRAFÍA

ARTICULO DEL PADRE FORTEA SOBRE LA PORNOGRAFIA Y SUS CONSECUENCIAS.

Retransmitido por el:
Pbro. Sr. Cura, José del Carmen Cervantes Contreras

Puntos de meditación

Como hoy día la gente que navega por Internet no tiene tiempo para largos razonamientos vamos a exponer una serie de puntos para la meditación:

La pornografía es contraria a la dignidad humana

-es mala para los seres humanos que aparecen en ella.

-es mala para el que la ve

-es mala para el empresario que gana su dinero de esa forma

-es mala para la sociedad

La pornografía va camino de convertirse en una plaga.

No hay un final del túnel, no tocaremos fondo.

La pornografía destruye la relación con Dios,

destruye la familia

los sagrados vínculos de la familia son destruidos por la seducción de esas imágenes

Es causa de terribles aberraciones porque el pobre ser humano atrapado en sus garras siempre necesita más cantidad, nuevas experiencias, cada vez más pervertidas.

La pornografía esclaviza

esclaviza a unos seres humanos sobre otros

esclaviza a las sociedades

En la pornografía ya no vemos a un ser humano, vemos un trozo de carne.

Ya no somos hijos de Dios, sino animales.

El sexo dentro del matrimonio es una cosa totalmente distinta.

La pornografía hace de nosotros animales

La castidad hace de nosotros ángeles

Abrazar la castidad es como la decisión de dejar de fumar, o se decide dejarlo del todo o no.

Pero si no se deja siempre se necesita más

Hay una espiral descendente, cada vez más, cada vez más pervertida

Es necesario advertir a la sociedad porque la cosa va a empeorar

Mucha gente es débil pero en el fondo de sus corazones saben que esto es verdad

Lo malo es que mucha gente ya ni siquiera ve la verdad

Algunos burlonamente nos pueden preguntar:

¿Lo que nos está diciendo es que usted tiene la verdad y que nosotros estamos equivocados?

Hay que responderles:

Sí, exactamente, exactamente eso.

Para mí, como sacerdote, lo terrible, lo que nunca hubiera imaginado ha sido el encontrar a padres de familia con hijos que abandonaron su familia porque la pornografía les llevó a experimentar más y más cosas, cayendo finalmente en la homosexualidad

La pornografía está contaminando a muchos cristianos

Muchos cristianos no se animan a hablar contra la pornografía en los medios de comunicación porque consideran que es algo que tiene que ver con la libertad humana. Cuando la pornografía lo que hace es quitar esa libertad. La sociedad menos libre acabará siendo la más pervertida. A nadie le queremos quitar la libertad, pero el Estado es el que decide qué se puede vender y qué no se puede vender. Del mismo modo que no se permite atentar contra el honor de alguien, hay que entender que la pornografía atenta contra la dignidad del ser humano que aparece en esas fotos o películas. Nadie debería aceptar dinero por hacer ese trabajo, no es un trabajo.

Algunas enfermedades venéreas son de apariencia tan horrible para mostrar lo mucho que nos debemos alejar de ese pecado.

Mucha gente piensa: hoy día todo se cura. Están muy equivocados: la gonorrea, el herpes, el molusco contagioso y por supuesto el sida no se curan. La misma sífilis en determinados grados es actualmente incurable y terrible en su acción sobre los órganos y el cerebro.

Hay que advertir a nuestros conciudadanos de la otra cara de la historia.

Ni siquiera saben que existe otra cara de la historia

Salvad a la gente del infierno.

Salvad sus almas

El pecado lleva al infierno.

Dios os puede sacar de esto.

Dios os puede restaurar.
RETRANSMITIDO POR: EL PBRO. SR. CURA, JOSÉ DEL CARMEN CERVANTES CONTRERAS
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www.elevangeliodeeldia.blogspot.com

sábado, 13 de marzo de 2010

EL EVANGELIO DE HOY

Día litúrgico: Sábado III de Cuaresma
Texto del Evangelio (Lc 18,9-14): En aquel tiempo, Jesús dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias’. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!’. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado».

Comentario: Pbro. Sr. Cura, José del Carmen Cervantes Contreras
Todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado
Hoy, inmersos en la cultura de la imagen, el Evangelio que se nos propone tiene una profunda carga de contenido. Pero vayamos por partes.

En el pasaje que contemplamos vemos que en la persona hay un nudo con tres cuerdas, de tal manera que es imposible deshacerlo si uno no tiene presentes las tres cuerdas mencionadas. La primera nos relaciona con Dios; la segunda, con los otros; y la tercera, con nosotros mismos. Fijémonos en ello: aquéllos a quien se dirige Jesús «se tenían por justos y despreciaban a los demás» (Lc 18,9) y, de esta manera, rezaban mal. ¡Las tres cuerdas están siempre relacionadas!

¿Cómo fundamentar bien estas relaciones? ¿Cuál es el secreto para deshacer el nudo? Nos lo dice la conclusión de esa incisiva parábola: la humildad. Así mismo lo expresó santa Teresa de Ávila: «La humildad es la verdad».

Es cierto: la humildad nos permite reconocer la verdad sobre nosotros mismos. Ni hincharnos de vanagloria, ni menospreciarnos. La humildad nos hace reconocer como tales los dones recibidos, y nos permite presentar ante Dios el trabajo de la jornada. La humildad reconoce también los dones del otro. Es más, se alegra de ellos.

Finalmente, la humildad es también la base de la relación con Dios. Pensemos que, en la parábola de Jesús, el fariseo lleva una vida irreprochable, con las prácticas religiosas semanales e, incluso, ¡ejerce la limosna! Pero no es humilde y esto carcome todos sus actos.

Tenemos cerca la Semana Santa. Pronto contemplaremos —¡una vez más!— a Cristo en la Cruz: «El Señor crucificado es un testimonio insuperable de amor paciente y de humilde mansedumbre» (Juan Pablo II). Allí veremos cómo, ante la súplica de Dimas —«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino» (Lc 23,42)— el Señor responde con una “canonización fulminante”, sin precedentes: «En verdad te digo, hoy mismo estarás conmigo en el paraíso» (Lc 23,43). Este personaje era un asesino que queda, finalmente, canonizado por el propio Cristo antes de morir.

Es un caso inédito y, para nosotros, un consuelo...: la santidad no la “fabricamos” nosotros, sino que la otorga Dios, si Él encuentra en nosotros un corazón humilde y converso.

viernes, 12 de marzo de 2010

EL EVANGELIO DE HOY

Día litúrgico: Viernes III de Cuaresma
Texto del Evangelio (Mc 12,28b-34): En aquel tiempo, uno de los maestros de la Ley se acercó a Jesús y le hizo esta pregunta: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?». Jesús le contestó: «El primero es: ‘Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. El segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No existe otro mandamiento mayor que éstos».

Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios». Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

Comentario:
No existe otro mandamiento mayor que éstos
Hoy, la liturgia cuaresmal nos presenta el amor como la raíz más profunda de la autocomunicación de Dios: «El alma no puede vivir sin amor, siempre quiere amar alguna cosa, porque está hecha de amor, que yo por amor la creé» (Santa Catalina de Siena). Dios es amor todopoderoso, amor hasta el extremo, amor crucificado: «Es en la cruz donde puede contemplarse esta verdad» (Benedicto XVI). Este Evangelio no es sólo una autorrevelación de cómo Dios mismo —en su Hijo— quiere ser amado. Con un mandamiento del Deutoronomio: «Ama al Señor, tu Dios» (Dt 6,5) y otro del Levítico: «Ama a los otros» (Lev 19,18), Jesús lleva a término la plenitud de la Ley. Él ama al Padre como Dios verdadero nacido del Dios verdadero y, como Verbo hecho hombre, crea la nueva Humanidad de los hijos de Dios, hermanos que se aman con el amor del Hijo.

La llamada de Jesús a la comunión y a la misión pide una participación en su misma naturaleza, es una intimidad en la que hay que introducirse. Jesús no reivindica nunca ser la meta de nuestra oración y amor. Da gracias al Padre y vive continuamente en su presencia. El misterio de Cristo atrae hacia el amor a Dios —invisible e inaccesible— mientras que, a la vez, es camino para reconocer, verdad en el amor y vida para el hermano visible y presente. Lo más valioso no son las ofrendas quemadas en el altar, sino Cristo que quema como único sacrificio y ofrenda para que seamos en Él un solo altar, un solo amor.

Esta unificación de conocimiento y de amor tejida por el Espíritu Santo permite que Dios ame en nosotros y utilice todas nuestras capacidades, y a nosotros nos concede poder amar como Cristo, con su mismo amor filial y fraterno. Lo que Dios ha unido en el amor, el hombre no lo puede separar. Ésta es la grandeza de quien se somete al Reino de Dios: el amor a uno mismo ya no es obstáculo sino éxtasis para amar al único Dios y a una multitud de hermanos.


http://www.youtube.com/mcvxutjo1

viernes, 15 de enero de 2010


Eventos realizados por la Parroquia del
Perpetuo Socorro